ENFERMERÍA ES EL RECURSO HUMANO MÁS IMPORTANTE DEL SISTEMA DE SALUD
REPRESENTA MÁS DEL 60% DE LA FUERZA DE TRABAJO Y CUBREN EL 80% DE LAS NECESIDADES DE ATENCIÓN
No se puede pensar en
hospitales o clínicas funcionando sin este grupo de trabajadores/as.
Enfermería es uno de los pilares, para las acciones de prevención, atención y
rehabilitación de la salud. Si bien esta situación es reconocida por
autoridades, trabajadores y especialmente por los usuarios del sector de la
salud, el desarrollo profesional y la situación laboral del personal de
enfermería son muy precarias en nuestro país.
Se sabe que las acciones de gobierno y las políticas socio-económicas tienen
consecuencias en la salud de las personas. Observamos retrocesos en
varios derechos conquistados; vaciamiento de programas de abordaje territorial
e incluso medidas contra los grupos más vulnerables del sistema.
Faltante de vacunas claves del calendario obligatorio, restricciones en la
cobertura de medicamentos a jubilados, falta de mantenimiento en
infraestructura hospitalaria y centros de atención primaria de la salud.
Los trabajadores de la salud perdimos más de 20 puntos de nuestro nivel
salarial respecto a la inflación, desde diciembre de 2023. Actualmente el
salario de las enfermeras y enfermeros se encuentra en promedio debajo de la
línea de pobreza, según INDEC.
Argentina según la Organización Panamericana de la Salud (OMS) tiene una
de las tasas más bajas de enfermeros y enfermeras por habitante de la
región, con 4,24 enfermeros cada 10.000 habitantes.
OMS determina que se necesitan alrededor de 23 médicos y
enfermeras/os cada 10.000 habitantes para brindar servicios esenciales de salud
a la población.
En nuestro país, la formación de profesionales se realiza en el ámbito
superior, bajo dos modalidades: Técnico en Enfermería, y Licenciado en
enfermería.
Según datos del Instituto
Nacional de Educación Tecnológica (INET), en colaboración con el Ministerio de
Salud de la Nación, para el año 2022 se registraron 259.364 enfermeros/as
matriculados en Argentina. De estos trabajadores el 43% aún tiene diploma
de auxiliar en enfermería, el 45% son técnicos y 13% son licenciatura en
enfermería (informe 2023).
Hoy no existe un plan de
desarrollo o políticas públicas para nuestro sector. No hay objetivos a nivel
nacional. Las currículas universitarias y de los centros de formación terciaria
están desactualizados y ajenos a las demandas sociales. La formación de los
licenciados en enfermería apunta a un rol administrativo y de gestión, dejando
de lado la atención primaria de la salud, con mínimos contenidos durante los 5
años de formación.
De esta forma los egresados de la licenciatura en enfermería de las
universidades públicas, pasan a engrosar los planteles de las clínicas privadas
y tienen una nula participación en los barrios y territorios vulnerables.
La deserción del recurso humano en enfermería que inicia la carrera es otro
dato preocupante, un informe de la Comisión
Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) indica que la tasa
de deserción en las carreras de enfermería en Argentina es considerable. De
acuerdo con estimaciones de diversas entidades del sector, alrededor del 70% de
los estudiantes que inician la carrera no la finalizan. Esto implica que de los
aproximadamente 78.000 alumnos que cursan actualmente, solo unos 23.000
lograrían completar sus estudios.
¿Porque somos tan
pocos?¿ Porqué somos un recurso humano escaso y a su vez curiosamente
barato?
La enfermería presenta condiciones particulares de trabajo, representadas por
la continuidad de su servicio durante las 24 horas los 365 días del año, la
característica de género femenino predominante entre quienes ejercen la
profesión y las diferentes categorías de riesgo presentes en los sitios donde
realizan su actividad (riesgo biológico, físico, químico, radioactivo,
psicofísico, trastornos músculo esqueléticos, etc)
La falta de reconocimiento como profesionales de la salud, el creciente nivel
de explotación laboral, la representación sindical por personas ajenas a la
enfermería, la precarización en los contratos de trabajo, la violencia de
género y discriminación, el ejercicio ilegal de la profesión, el bajo nivel salarial,
más la inexistencia de un organismo nacional de fiscalización y control, son
variables letales que deterioran día a día la profesión de enfermería en la
Argentina.
La enfermería, en síntesis, es un recurso infravalorado por los empleadores
(estado y privados), quienes multiplican puestos de trabajo sin contar con el
recurso humano necesario que garantice la calidad de los servicios prestados.
La formación de las enfermeras y enfermeros es la clave para el desarrollo de
un sistema de salud de calidad y con justicia social
Más allá de la inclusión en las carreras profesionales de todas las
jurisdicciones del país, deberá pensarse un plan para jerarquizar la profesión
de enfermería. Se deberá pensar en las condiciones de trabajo, en la necesidad
de aumento de la dotación de enfermeros, de una mayor profesionalización y del
ejercicio de nuevos roles profesionales, como está ocurriendo en otros países
del mundo sobre todo los más desarrollados.
Esto es de vital importancia para el futuro del sistema de Salud, y para la
salud de todos los argentinos.
La enfermería argentina se debe un profundo debate…
Enfermeras y enfermeros deben empezar a entender que la “participación” en
política y en la construcción de la salud popular es el camino para lograr
jerarquizar nuestra profesión, cambiar la imagen social y lograr derechos
postergados.
El reconocimiento de la salud pública como derecho social, constituye a
direccionar políticas sanitarias para alcanzar condiciones de equidad,
eficiencia en las organizaciones, calidad en el modelo de atención y
participación comunitaria en el sistema de salud.
Lic. Eduardo Arellano
Docente Universitario
Director de RCP Argentina
Secretario de Salud de CIDDE
Coordinador REEDA Argentina
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